jueves, 29 de octubre de 2009

Sobredosis visual de Rodrigo Fresán

Tengo entre mis pocas cábalas, el hecho de abrir siempre un libro al azar y leer la primera frase que entre en mi campo visual. Suelo buscar respuestas, frases que a veces puedan iluminarme un poco, ayudarme a deshilvanar ciertos enredos que pasan por mi mente. Hace unas semanas fue John Donne, hace pocos días lo hizo Shakespeare y hoy lo hizo mi bienamado Fresán, a quien, si pudiera, tranquilamente le declararía mi amor sin límites y le pediría formar parte de su vida. O sólo lo agregaría al mibo para chatear con él everyday.

El hecho es que pasó lo mejor que pudo haberme pasado: chatear con él, precisamente. Pero no lo hice, por esa inseguridad terrible que a veces se me escapa y no puedo controlar. Yo sólo quería preguntarle por el sabor de las hamburguesas Patty, a qué le recordaban, pero me pareció absurdo así que no lo hice: Hoy, que me senté en este escritorio de siempre, con mi computadora madrecita, abro la página y descubro que ya se había cerrado el chat. Mis lágrimas caían mientras me limitaba a leer las preguntas tontas de los papanatas que abundan en el mundillo cibernético, pero las respuestas celestiales de mi escritor favorito me han dado muchísimo qué pensar. sobre todo alguien que como yo, puede haberse traicionado a sí misma, entrando en las procelosas aguas del periodismo (sí, soy periodista y qué y qué)y no escribiendo novelas o cuentos, que era lo que quería hacer el resto de mi vida. Rodrigo, otra vez me has salvado la vida. Yo te ofrezco la mía.

Aquí transcribo las preguntas enteras, las respuestas a mí me saben a dioses:

Pregunta:
Es sabido que Roberto Bolaño prometió nunca volver a México una vez dejó el pais… ¿No volvió ni para tu boda?

RF:
No conocía aún a Roberto Bolaño cuando me casé. Así que, supongo, habría sido un tanto raro invitarlo. Lo que no quiere decir que no habría sido bienvenido porque, para entonces, sí conocía a sus libros a los que sigo incluyendo entre los mejores amigos de mi biblioteca.



Pregunta:
Hola Rodrigo, te escribo desde Lima-Perú primero para decirte que soy hincha de tu obra. Segundo, para preguntarte si es que Martín Mantra fuera un ser real, ¿qué música escucharía? ¿sería fan de los Beatles o de Dylan? ¿vería algún sitcom o programa de televisión? ¿hincha de qué equipo de fútbol sería? muchas gracias. saludos.

RF:
Conociendo a Martín Mantra, yo creo que sería exclusivamente fan de ese álbum fantasma que Bob Dylan grabó junto a los Beatles o algo así: Let Them Be o Bring Them All Back Home. Por lo demás: sobredosis visual de The Twilight Zone.
Gracias muchas por leerme, claro.


Pregunta:
Me encantó Jardines de Kensington. ¿Te identificas con Peter Pan?


RF:
No es que me identifique con Peter Pann. No me interesa en absoluto no crecer y vivir en un estado de infancia permanente. Eso sí: Peter Pan me parece un ENORME personaje. Gracias por haber leído Jardines de Kensington que, en realidad, funciona un poco como advertencia sobre los peligros de la peterpanidad, o como se llame.



Pregunta:
Hola, Rodrigo. Sólo quería decirte que eres uno de mis autores preferidos, junto con Lázaro Covadlo. ¿Qué opinas tú de su obra?


RF:
Me gusta mucho lo que hace Lázaro. Me parece otro de esos escritores argentinos “raros” de los que Borges –en su “El escritor argentino y la tradición”– consideraba que su patrimoio no era una supuesta argentinidad sino todo el universo… Ahora que lo pienso, ¿habrá algún escritor argentino que no sea “raro”?



Pregunta:
Buenos días, señor Fresán. ¿Podría decirme cómo le queda tiempo para sus novelas con lo mucho que escribe en prensa?


RF:
Buena pregunta y es algo que yo me pregunto muy a menudo. Tal vez la clave pase porque –casi exclusivamente– escribo sobre cosas que me gustan, empujado por el combustible extra-rendidor entusiasmo. Pero, evidentemente, el tiempo es mucho más elástico de lo que parece y muchas gracias, Mr. Albert Einstein.



Pregunta:
Hola Rodrigo, te lanzo estas preguntas rápidas…

Un escritor:
Un personaje de ficción:
Una novela:
Una canción:
Una película:
Una ciudad:
Un recuerdo:
En dónde y cuándo eres feliz?
Un talento que te gustaría tener:
Una debilidad:
Un viaje:
La frase que más usas:
Tu posesión más preciada:




RF:
Ah, estos formularios en caliente… Lo intentaré.

Un escritor: John Cheever
Un personaje de ficción: Drácula
Una novela: Matadero Cinco, de Kurt Vonnegut
Una canción: “A Day in the Life”, de The Beatles
Una película: 2001: Odisea del Espacio, de Stanley Kubrick
Una ciudad: New York
Un recuerdo: mi infancia en general
En dónde y cuándo eres feliz: casi en todas partes menos en los aeropuertos (no tengo problemas con los aviones, aclaro).
Un talento que te gustaría tener: saber conducir automóviles
Una debilidad: decir muchas veces SÍ cuando tendría que haber dicho NOOOOOOOO
Un viaje: Yendo de la cama al living
La frase que más usas: “Algo así como…”
Tu posesión más preciada: Mi familia y mi biblioteca (aunque la verdad sea dicha: una y otra me poseen a mí y que suerte que así sea).

Saludos,
R.



Pregunta:
La luz de nieve de Cocteau en Los niños terribles, la nieve falsa de Loriga en Tokio ya no nos quiere, la nieve en la que juegan Los lejanos en el fondo del cielo….
¿Porqué la nieve, como bien escribes, os pone poéticos a los escritores (y a los que os leemos)?



RF:
Yo soy ateo y agnóstico pero la nieve es lo único que me hace dudar de mis convicciones (o de mi falta de convencimientos). Es decir: sólo a una inteligencia superior puede habérsele ocurrido lo de la nieve y el que los copos de nieve –como las pupilas, como las huellas digitales– sean siempre diferentes. La nieve siempre funciona y pocas cosas me gustan más que ver nevar. El año pasado nevó en el lugar donde vivo. Y siempre vuelvo a las nevadas de Orson Welles, Frank Capra, Tim Burton…



Pregunta:
Hola Rodrigo, te consideras parte de una nueva generación de escritores argentinos. Te interesa Argentina como tema en tu obra?



RF:

Lo cierto es que no me considero parte de nada ni de nadie. Siempre dije que uno empieza a escribir porque le gusta leer y le gusta leer porque se siente bien a solas. La práctica de la literatura –leeer o escribir– es una de las pocas formas de la soledad todavía aceptadas socialmente. Así que me aferro a eso y a ello. No me interesa sentirme o que me sietan parte de ninguna generación. Por otra parte, con 46 años y ocho libros quisiera pensar que lo de “nuevo” ya le corresponde a otro. En cuanto a lo de Argentina como tema creo que ya lo traté en “Historia argentina” (para cuya nueva versión escribí un nuevo relato) y en “Esperanto”. No hay retorno a la vista pero no lo descarto tampoco. Para bien o para mal, a la Argentina siempre se le ocurren cosas interesantes para un escritor. Creo haber paliado esa ausencia obligando a que mi patagónica e imaginaria Canciones Tristes se desplace por todo el planeta y –en “El fondo del cielo”– incluso se proyecte a otros mundos.




Pregunta:
Se me murió el gato Adorno. Me he comprado otro: ¿Puedo llamarlo Warren Wilbur Zack?



RF:
Tienes mi bendición y, supongo, la de Philip K. Dick quien –espero, esté donde esté– no se haya molestado con el alias que le inventé. Nunca tuve gato pero, de tenerlo, siempre me dije que se llamaría Catsby.



Pregunta:
Cuéntanos un poco de la colección Roja y Negra. ¿De dónde surgió la idea y qué es lo que te interesa del género?



RF:
Siempre me interesó la novela policial como estructura, como puesta en escena de personajes, como artefacto histórico-sociológico que nos cuenta no cómo vivimos a lo largo de los años sino cómo nos matamos a lo largo de los siglos. La colección pretende ser ecléctica, manejar varios registros, y no limitarse al lugar común del detective con gabardina y la rubia platino. Roja & Negra tiene un site donde hay colgada una suerte de carta de intenciones mía.



Pregunta:
Alguna vez leí que naciste clínicamente muerto y con una costilla de más! y tu obra ha sido llamada Literatura mutante. ¿Hay alguna relación entre ambas cosas?



RF:
Supongo que sí. En cualquier caso, supongo que de ahí me viene cierta propensión a escribir, antes que nada, el final de mis libros. O a que empiecen por el final. Así empecé yo después de todo: terminando. Lo de la costilla de más es, también, cierto: supongo que es mi parte femenina que no me fue extirpada en su momento. Lo veo como una ventaja. Nunca se sabe cuándo vas a necesitar una costilla extra…




Pregunta:
¿El periodismo o la literatura?



RF:
Por el momento: ambos. Dos sombreros para una misma cabeza. Pero los años van pasando y la verdad es que no estaría mal un poco menos de periodismo (atención: yo no entiendo lo que yo hago como periodismo; es, simplemente y por lo general, escribir sobre lo que me gusta y predicar la Buena Nueva). Pero no me quejo, no me quejo…



Pregunta:
Y sigo con las preguntas… THE WIRE o SOPRANOS?



RF:
Ninguna duda al respecto: THE WIRE



Pregunta:
¿La infancia es la radiación de fondo de toda obra literaria? ¿Lo es particularmente de la tuya?


RF:
No diría que lo es de toda obra literaria pero sí lo es bastante de la mía: la infancia y esa reescritura que uno hace de la infancia desde una supuesta madurez que nunca de ser infantil del todo.



Pregunta:
Hola, Rodrigo, ¿qué estás escribiendo ahora? Después de la ciencia-ficción, ¿vas a atreverte con el western?


RF:
Tengo otra novela terminada pero antes saldrá algo titulado “La parte inventada” que no es fácil de describir. En cuanto al western… Tengo por ahí una idea de nouvelle titulada “West”. Ya veremos…



Pregunta:
Hola, ¿qué piensas sobre el libro digital? Te pasarás a ese formato o seguirás alimentando tu biblioteca “física”?



RF:
La verdad es que a mí me sigue gustando el libro unplugged como objeto. Eso que tiene de puerta que se abre y por la que uno entra comparado con la ventana cerrada de una pantalla… Sólo soy un gran defensor del libro digital a la hora de las mudanzas.


Pregunta:
Uno de los encantos de Moscú es tomarse un gin-tonic con el Diablo. Recuerdo con especial cariño la última velada, que concluimos en brazos de unas siamesas albinas. Me regaló de souvenir el sombrero que Chesterton llevaba en su bautizo y un libro de usted: ¿cuál diría que era?


RF:
¿Te has escapado de las páginas de “El maestro y Margarita”? Puestos a pensar en un libro mío regalado por el Diablo, diría que fue “Mantra”. Pero si prefieres otro, te lo cambio por el sombrero de Chesterton. Lo de las siamesas albinas, la verdad que me da un poco de miedo.


rodrigofresan:

Gracias a todos. Ha sido un placer encontrarlos flotando en el espacio. Saludos y hasta el próximo viaje across the universe.